Jorge
Después de toda la noche de
nervios, al fin vi el sol entrando por la escotilla del techo. El día anterior
me había dado un buen susto, puesto que en mi cuarto no tenía ventanas. Pero
hoy no, hoy no pensaba asustarme. Me levante y salí, estaba listo para
descubrir mis dos dones. Me sorprendió, pero me sabía el camino de ida a la
cocina. Ya estaban todos, menos Ann. La verdad es que no se la ve muy contenta
de volver a ver a nuestros verdaderos padres. Es porque nos abandonaron, estoy
seguro, pero yo les perdoné y me
sorprende que ella les siga tratando con tal desprecio.
- Buenos
días, ¿y tú hermana?- me dijo mi madre.
- Supongo
que sigue en la cama o remoloneando.- respondo, riéndome.
- Pues
tendrás que ir a buscarla, Julia, ella también tiene que descubrir sus dones.-
dijo Miro.
- Pues claro,
papa- respondió.
Entonces la vi, me fijé en sus
ojos mandarina, su sonrisa de fresa y su cara melocotón. Fue todo tan rápido
para mí. Nos cruzamos las miradas un segundo pero me pareció una milésima de
una milésima de segundo. Y después desapareció por la puerta, entrando en la
oscuridad del pasillo.
- Bueno
empecemos tú entrenamiento.
Ese día no volví a ver a Julia.
Salimos al jardín, estaba listo para descubrir mis dones.
- Bien
podemos empezar por lo básico, hemos descubierto que vuestros dones son dos de
los cuatro elementos, tú tienes dos y Ann los otros dos.
- ¿Y cómo
vamos a descubrirlos?
- Empezando
por los fáciles. Haz crecer esta semilla.
Plantaron una semilla.
- Y ha esto
lo llamas fácil.
Me miró con cara asesina, y lo
pillé.
Me concentre en que brotara, que
naciera al menos un ramillete. Y lo conseguí, en el suelo apareció algo verde.
Al principio no supe que era, pero después fue creciendo, hasta convertirse en
una rosa que hubiera tardado años en crecer.
- Muy bien
te dije que era fácil. Ahora prueba a regarla.
Como ya sabía que hacer resulto
fácil, empezó con humedad, hasta convertirse en lluvia.
- Genial
Jorge mañana practicaras más ahora debes descansar.
Cuando me iba a mi cuarto, vi
salir del bosque corriendo a Ann y detrás a Julia. Al principio pensé que
alguna de las dos había hecho algo, pero después me di cuenta de que era una
carrera. Fue entonces cuando sonreí, se llevaban bien, y también había tenido
suerte con los dones. Entonces me fui satisfecho a mi cuarto.
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